Continuamos estas notas introductorias para una reflexión en curso, con un exergo que ilumina el trasfondo de una meditación que debería estar en la mente de todos los cubanos, y que también explica mi interés en las propuestas del economista que comento en relación al curso de los cambios económicos en Cuba y su continua apologética de la propiedad privada:
“Por eso yo no recomiendo ninguna apertura hacia el mercado que no parta de tener absoluta claridad de que los mercados, en efecto, por su naturaleza intrínseca, por su inercia, generan constantes desequilibrios intensos sobre las relaciones humanas y sobre las relaciones sociales.
En tal sentido, la crítica al mercado es un prerrequisito para poder hacer una liberación de las relaciones mercantiles y que logre minimizar el peligro del surgimiento de nuevas estructuras socioeconómicas
Entrevista a Henry Mora Jiménez, coautor de Hacia una Economía para la vida.
(Publicado en Cuba)
Fundamento necesario.
El actual debate de ideas sobre los múltiples y complejos temas que están implícitos y explícitos en el curso de la implementación de la Actualización del Modelo de Socialismo Cubano, se bifurca en dos vertientes principales que no pueden disimular su radical antagonismo: por una parte, la que se adscribe a la declaración inicial de Raúl al comenzar su mandato como Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, según el cual el objetivo de su nuevo desempeño estaría encaminado hacia el logro de “más socialismo”, que también está simbólicamente enunciado en la declaración final de las intervenciones de nuestro actual Presidente, a saber, “somos Cuba”, “somos continuidad”, propósitos todos refrendados finalmente en una nueva Constitución por la mayoría de los isleños, y por otra parte, los que empujan y pugnan, como advertía ya Fernando Martínez Heredia, por revertir el socialismo en Cuba y reconducirla al capitalismo. (De esta última, aunque su objetivo es el mismo, pero para peor, porque está signado por un entreguismo neocolonial, esclavo y sin proyecto, se excluyen a los asalariados del imperialismo, absolutamente carentes de ideas al no ser que tenga esa egregia categoría beneficiarse de los recursos de subversión que siguen manando del Norte.)En la formación de la segunda vertiente se han observado matices, estrategias, tácticas y distintos posicionamiento
Es decir, el debate a que nos referimos es de pensamiento, de cosmovisiones, cuyo sustrato filosófico final es la oposición del capitalismo al socialismo, o viceversa. Y en ese plano, la discusión económica está orgánicamente imbricada a opciones y consecuencia políticas.
El discurso económico no puede enunciar resultados científicos que se puedan validar con una ley establecida mediante el control experimental. Se le tiene como ciencia, social, porque tiene objeto y campo de estudio, métodos y procedimientos,
La economía describe, categoriza, sistematiza, y llegado el caso, generaliza lo que ya de facto existe, pero le es imposible falsear un modelo con precisión, porque la complejidad social, y psíquica humana, le impone una barrera infranqueable hasta el momento: la recopilación y el manejo de las complejísimas variables de la inextricable interrelación de la volición humana y la complejidad inconexa de las decisiones en pugna. La pretendida perfección de la economía neoclásica, que es la prevaleciente, pretende ser eficaz a partir de una exigencia de información total que le es imposible de obtener.
Es por ello que el discurso económico no pueda disimular que tarde o temprano opte, o muestre, una decisión política que, a su vez, nunca puede dejar de sostenerse en una opción ideológica previa, o a ella conduce más allá de la voluntad. Lo veremos más adelante en estas notas, con respecto al economista que comentamos.
Consecuentement
Nótese, por otra parte, como es tan frecuente en muchas comparecencias o escritos de políticos o economista neoliberales que hablan o escriben de economía, para coartar una decisión política no aceptada, la expresión: “no ideologicemos”,
Que es lo que conduce, -como ya comentamos que estudió y denunció Karl Polanyi, y también la obra de su hija, Kari Polanayi Levitt, - a supeditar al hombre y la sociedad a la economía, cuando en realidad lo que está sucediendo en esta era, es que una particular concepción de la economía del crecimiento indetenible-, como la máquina del movimiento perpetuo, o como el metabolismo del tiburón que no puede detenerse porque muere de asfixia, está concebida y controlada sólo en beneficio de una minoritaria porción de la humanidad, es histórica y pertenece a un modo de organizar la sociedad, la cultura y la vida, por lo tanto no es transcendente, ni eterna, ni inevitable y es irracional.
Así pues, en cualquier opción sistemática de solución económica se resuelve y manifiesta una determinación también ideológica aunque ella se presente como surgida de una racionalidad objetiva, ideológicamente
II
Las notas anteriores explican en parte el fundamento del interés de
este lector en las propuestas de los economistas o intelectuales en
general que se han alineado o pertenecen a la segunda vertiente del
debate apuntada más arriba. Algunos declaran que no proponen un regreso
del capitalismo a Cuba y no admiten no ser revolucionariosMi interés, como ciudadano común, parte de la convicción, verificada mediante el análisis de las concepciones y opciones de algunos de esos economistas, que conscientemente
En otros textos advertí la participación de uno de esos economistas en un evento que tuvo como objetivo analizar (e influir, sin dudas) en los cambios constitucionale
Es el ejemplo en que nos hemos basado, en las notas anteriores, para examinar cómo desde el púlpito aparentemente inocuo e imparcial del conocimiento, cómo desde los resultados en apariencia políticamente inmotivados e imparciales de la investigación, sea el propósito de ello consciente o no, se acecha la posibilidad de desmontar el proyecto socialista, aprovechando que una revolución como la cubana siempre tiene que combinar la sobrevivencia mediante el equilibrio, con el cambio y el riesgo, y ambas frente a un continuo ataque que ahora quiere obstaculizar tanto lo uno como lo otro.
Esos autores, o el autor de marras, no estarán de acuerdo. Porque efectivamente parten de sus convicciones, de la creencia de que sus propuestas llevan la razón. Pero, aunque cuando no hay lucro interesado, y media el sacrificio y la entrega del intelectual sin esperar vender al mejor postor el pensamiento, eso se respeta, por otra parte, tampoco obsta para que se ponga al servicio de los objetivos de los que nada se proponen para buscar soluciones aunque sean equivocadas, sino que desean borrar de raíz el proyecto socialista cubano, e incluso su independencia. De allí la necesidad de la polémica y del examen de las propuestas que se originan en esos medios.
III
En texto anterior, comentaba que el economista a que me refiero aceptaba, en un texto del 2018, que si se usaba el mecanismo de la inflación reprimida en Cuba, eso era socialmente justo y políticamente positivo. Pero apenas se hizo pública la subida de salarios en el sector presupuestado, apuntaba yo entonces al final de aquella nota, que el tono y la perspectiva analítica posterior del economista sufrió un giro singular. A ello me voy a referir a continuación. El texto que le continuó, donde se aprecia el cambio de tonalidad fue “Cuba: salarios, demanda y oferta de alimentos ¿será efectiva la restricción de precios?”, y desde ya, bajo la aparente forma de pregunta problémica, se pre anunciaba la respuesta, casi siempre adversa, que es un procedimiento notorio en la forma de titular de este autor.
Pero antes recordemos, porque la intencionalidad
Incluso esa óptica lo fuerza a considerar en sus análisis estadísticos, que son propiedad privada (sin matizar lo que estrictamente en el modo capitalista de producción eso significa) formas de propiedad mucho más próximas a variantes de la propiedad social, o socializada, como son las diferentes formas de cooperativizaci
.
Si queremos atender al criterio de un especialista, el Dr. Carlos M. García Valdés desmonta cada uno de los argumentos con que el economista que comentamos insiste en convencer a sus lectores de las bondades de la propiedad privada. A una profusa cantidad de datos y la reflexión de ese economista remito, como complemento de estas notas, pero baste decir que Carlos M. García Valdés prueba la manipulación interesada, es decir, hasta la selección de los datos y la opción analítica a que puede conducir a la “objetividad” de un economista cuando sacrifica su “ciencia” y está motivado ideológicamente
Pero las intenciones previas pueden conducir a sutiles incoherencias.
Habíamos recordado que en “Cuba: salarios, demanda y oferta de alimentos ¿será efectiva la restricción de precios?”, su autor ciñe el análisis de las consecuencias de una restricción de precios y la posible inflación que ello podría generar, al plano de la producción. Téngase en cuenta que en la producción funciona precisamente el costo, al que por cierto, en ese artículo no se refiere. Pero luego de conocer la explicación del Ministro de Economía cubano, en el sentido precisamente de que no debería ocurrir una elevación de los precios si los costos no varían y que además el aumento de salarios ocurre ahora en el sector presupuestado, no en los salarios del sector empresarial productivo, donde el mayor salario sí elevaría los costos, entonces, en el artículo posterior, es cuando el economista cambia de tono y parece olvidarse del elogio anterior que había hecho de la inflación reprimida.
En ese inmediatamente posterior artículo, titulado “La economía cubana en la Mesa Redonda del 2 de julio: criptomonedas, demanda inflacionaria y observatorio de precios”, desecha el factor costo con el expediente de afirmar que esa no había sido el tema más relevante del debate en los días anteriores. ¿Refuta eso el criterio del Ministro? No habrá sido lo relevante en los argumentos anteriores del economista, porque siendo su perspectiva entonces “la produción”, lo desechó, sin razón económica alguna pero es claramente relevante para el análisis que él mismo se proponía. Sorprendido en falta de omisión, allí observamos un expediente de diversión, que no es primera vez que utiliza.
Para seguir explotando el tema de la alimentación, hace otra operación manipuladora, sabiendo que es un tema sensible para cualquier población y sobre todo porque su línea argumental maestra de siempre es insistir en que la producción de alimentos pertenece a la propiedad privada. (Que todo lector del artículo de Carlos M. García citado más arriba descubrirá que es un enfoque casi rayano en pecado de lesa honestidad científica, como lo subraya el doctor).
El enfoque consiste en afirmar que a causa del aumento salarial, habría una “demanda extra de alimentos de 2400 millones de CUP en 2do semestre de 2019”. De este modo, además del ejercicio especulativo de suponer que todo el aumento salarial se volcaría sobre la alimentación, desea minimizar o invisibilizar que gran parte o cualquier parte de ese poder adquisitivo podría dirigirse a todos los restantes renglones mencionados por el Ministro., y que son fuertemente demandados incluso desde momentos anteriores al aumento salarial y donde es plausible suponer que el cubano volcará parte de su nuevo poder adquisitivo. El autor no hace ninguna consideración sobre este aspecto, algo típico de sus enfoques que invariablemente
En efecto, un incremento de demanda sin aumento correspondiente
Pero ya en el artículo de este autor que le sigue, “Salarios, precios e inflación en Cuba: ¿cuadratura del círculo mediante importaciones?,
Pero cuál es la perspectiva de solución que el economista comparte. El mismo lo dice paladinamente: nuevamente en la alimentación, pero como responsabilidad
Tienta citar a Carlos M. García en su trabajo del 2018, “¿La alimentación del pueblo cubano depende en realidad del sector privado rural? Esclareciendo conceptos y desmontando un fetiche.” Porque revelan con toda claridad la intencionalidad
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